…Qué fácil es hablar del corazón, y qué difícil, en cambio, es hablar con él y desde él, eh?
He aquí algunas frases de Hillman que vale la pena meditar SERIAMENTE:
El alma puede volverse nuevamente una realidad sólo cuando cada uno de nosotros tenga el coraje de tomarla como la primera realidad en nuestras propias vidas, de tomar partido por ella y no tan sólo de “creer” en ella.
Creo que somos desgraciados en parte porque tenemos un solo dios, y es la economía.
La economía es nuestra teología contemporánea, no importa cómo pasemos los Domingos.
Es importante que te preguntes: ¿cómo soy útil a los demás? ¿qué quiere la gente de mí? Eso muy bien podría revelar para qué estás aquí.
El único modo en que nosotros los humanos podemos dejar de ser tan humano-céntricos es permanecer vinculado a algo distinto de los humanos.
Duelo significa perder lo que fue. Queremos cambiar pero no queremos perder. Sin tiempo para el duelo, no tenemos tiempo para el alma.
Forjamos vidas libres de riesgo, en las que no ocurre nada.
Uno no sabe en lo que se meterá cuando uno persigue su felicidad.
Cuando vas a crear un castillo, la psique sólo puede entrar como un invasor.
Tenemos que reconsiderar nuestra vida, prestando atención a algunos de los accidentes y curiosidades y rarezas y problemas y enfermedades, y comenzar a ver más en estas cosas. Eso plantea preguntas, de modo que cuando ocurren pequeños accidentes peculiares uno se pregunta si hay algo más operando en su vida.
En cualquier sistema, sea una corporación, una familia o los convenios internos de la psique humana, un “no” vigoroso puede servir al bien del todo y aumentar su poder aún más que un complaciente “sí”.
Tenemos que trabajar en el mundo para que no sea tan opresivo.
El mundo entero está enfermo... y no se puede arreglar teniendo un buen diálogo terapéutico o hallando significados más profundos. Ya no se trata del significado, se trata de sobrevivir.
“Bueno, ¿qué puedo hacer respecto al mundo? Esto es más grande que yo”. Ese es el arquetipo del niño hablando. “Todo lo que puedo hacer es meterme en mí mismo, trabajar en mi crecimiento, mi desarrollo, encontrar buena crianza, grupos de apoyo”. Esto es un desastre para nuestro mundo político, para nuestra democracia. La democracia depende de ciudadanos intensamente activos, no de niños.
El mundo, a causa de su quiebra, está ingresando en un nuevo momento de conciencia: al llamar la atención sobre sí mismo mediante sus síntomas, está volviéndose conciente de sí mismo como realidad psíquica.
Plantar un pie firmemente sobre la tierra- este es el logro último, y un estado mucho más evolucionado de crecimiento que cualquier cosa comenzada en tu cabeza.
Si la terapia se imagina que su tarea es ayudar a la gente a soportar (y no protestar), a adaptarse (y no rebelarse), a normalizar su rareza y aceptarse a sí mismo “y trabajar dentro de su situación; hacer que funcione para uno” (en lugar de rechazar lo inaceptable), entonces la terapia está colaborando con lo que quiere el estado: gentes dóciles. Soportar es sencillamente lo mismo que la complicidad.
En tiempos de Freud nos sentíamos oprimidos en la familia, en situaciones sexuales, en nuestro locos síntomas histéricos de conversión, y donde nos sentíamos oprimidos, allí estaba lo reprimido. ¿Dónde sentimos hoy esa espesa clase de opresión? En instituciones -hospitales, universidades, empresas; en los edificios públicos, llenando formularios, en el tráfico...
Un terrorista es el producto de nuestra educación que dice que la fantasía no es real, que dice que la estética es sólo para los artistas, que dice que el alma es sólo para los sacerdotes, la imaginación es trivial o peligrosa y sólo para locos, y que la realidad a la que debemos adaptarnos es el mundo externo, un mundo que está muerto. Un terrorista es el resultado de todo este largo proceso de descartar la psique.
No podemos cambiar nada hasta que tengamos ideas frescas, hasta que comencemos a ver las cosas diferentemente. Mi objetivo es crear una terapia de las ideas, tratar de aportar nuevas ideas, de modo que podamos ver de modo diferente los mismos viejos problemas.
Aunque sea difícil de creer, las hipocondrías nos cuidan, las depresiones nos hacen aminorar la marcha, las obsesiones son modos de limpiar la imagen, las sospechas paranoicas son modos de intentar ver a través -todos estos movimientos de lo patológico son modos en que somos amados, con ese peculiar modo en que opera la psique.
Cuando se nos dice qué es saludable se nos está diciendo qué está bien pensar y sentir. Cuando se nos dice qué es mentalmente enfermo se nos está diciendo qué ideas, conductas y fantasías están mal.
Cuando tu hijo deviene la razón para tu vida, has abandonado la razón invisible por la que estás aquí.
Amar en seguridad es la parte más pequeña del amor.
El control, pese a toda su posición auto-asegurada de mando, se funda en una visión defensiva, y los rasgos enumerados -lealtad forzada, exactitud, sospechas contra lo oculto, vigilancia- son rasgos paranoides
Nuestra vida es psicológica, y el sentido de la vida es hacer psique de ella, encontrar conexiones entre vida y alma.
En estos días el horizonte de la psique se reduce a lo personal, y la nueva psicología del humanismo nutre a ese hombrecillo pagado de sí mismo al borde del gran mar, volviéndose sobre sí mismo para preguntarse cómo se siente hoy, llenando su cuestionario, contando su inventario personal. Ha abandonado el Intelecto y ha interpretado su imaginación a fin de ponerse de acuerdo con sus “experiencias viscerales” y “problemas emocionales”; ha igualado su alma a éstos. Su fantasía de redención se ha encogido a “modos de hacerse cargo”; su porfiada patología, esa vía regia a las profundidades del alma es conjurada en gritos Janovianos como el cerdo ante las margaritas, analizada en una cerrada Gestalt de intimidad personal, o arrojada a un abismo de regresiones durante la escalada de picos Maslovianos.
El reflejo en el espejo del alma deja ver la locura del propio impulso espiritual y la importancia de esta locura
Cura los síntomas y pierde al Dios. Si Jacob no hubiera luchado con el Daimon seguramente no hubiera resultado herido, ni tampoco habría sido Jacob.
Tan sólo detente por un minuto y te darás cuenta de que eres feliz sólo siendo. Creo que es la búsqueda lo que estropea la felicidad. Si abandonamos la búsqueda, está aquí mismo.
El desierto no está en Egipto; está dondequiera que desertemos del corazón
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