En un artículo de su libro recientemente publicado (“The Soul Always Thinks", vol. 4 Collected English Papers - "El Alma Piensa Siempre", vol. 4 de los Artículos en Inglés Reunidos”), Wolfgang Giegerich escribe:
“El problema surge cuando lo que es (también) inherente en la lógica de la psicología, es decir su carácter confesional “subjetivo” se toma como una licencia para que el ego se gratifique en su subjetividad con todas sus idiosincracias, defectos, y necesidades y deseos personales. Yo diría que este problema es el estado normal de la situación de la psicología junguiana. Para aquellos que se vuelven o son junguianos, la psicología usualmente está al servicio del propósito de autogratificación, autocomplacencia. Es un ego-trip. La gente que entra en la psicología junguiana o en la arquetipal en su mayoría se siente atraída por ella porque esperan que les proporcione consuelo para su profundo descontento con el mundo moderno, con las enormes exigencias intelectuales que plantea a cualquiera que participe en él, con la abstracción de la vida moderna, su vacío religioso y metafísico; y porque en segundo lugar puede ofrecer significado, un tipo de sistema de creencias, una ideología, y servir así como un sustito de religión; y en tercer lugar puede ofrecer todo éstoinmediatamente, sin mayor alharaca, porque se piensa que cada persona ya lleva dentro suyo todos los tesoros deseados. Respecto a este sistema de creencias, uno ni siquiera tiene que someterse a artículos de fe fijos que tuvieran que estudiarse a fin de entenderlos adecuadamente. Y no se tiene que creer realmente en nada, en el sentido de una creencia vinculante con consecuencias prácticas. Al contrario, todo lo que requiere es (a) experimentarse uno mismo y experimentarse uno mismo o (b) complacerse en imágenes, mitos, símbolos. En última instancia todo lo que se experimente vale, como vale cualquier imagen, cualquier mito. No hay criterios de verdad. No se requiere trabajo duro, ni disciplina, ni inteligencia. Bellas imágenes y algunos mantras toman el lugar del pensamiento. Una tierra intelectual de Cocaína que vuelve rápidamente disponible el significado mientras uno duerme (¡los sueños!) y que, para la mente en vigilia, tiene en reserva mucha comida-rápida (fast-food) intelectual y comida sentimental para bebés. Este tipo de psicología abastece las necesidades emocionales e ideológicas de las gentes.”
Y en un reciente e-mail en privado, a mi comentario de que los psicólogos junguianos no comprenden a Hegel ni tienen una preparación filosófica adecuada, Giegerich respondió escribiendo:
“No es sólo que los junguianos tengan una preparación filosófica defectuosa. También me parece que en su mayor parte no necesitan ni usan el pensamiento. Se vuelven junguianos precisamente porque lo que quieren es “experimentar” imágenes arquetipales y “sentirlas” y tener algo en qué creer. De modo que lo que hago es por tanto una injusticia para ellos. Es como ofrecer Bach o Mozart a alguien que compró una entrada para un concierto de rock"