En el último tiempo he subido a la web fragmentos de la obra de Heidegger “Qué significa pensar”
Fragmentos de estos fragmentos, tal como corresponde al gusto de nuestro tiempo, poco acostumbrado a pensar y mucho a opinar, hasta el punto de que pensar es equivalente a creer, opinar, repetir, reproducir, representar... al gusto de esta prisa por ratificar las propias opiniones, los fragmentos de los fragmentos pueden consultarse en el blog del Centro
Aquí prefiero destacar algunas reflexiones diseminadas en ese libro de Heidegger y que podrían servir de puntos de partidas para poner en cuestión tanto opinar y dejarnos en disposición de empezar a pensar.
“Solamente somos capaces de hacer aquello a que tendemos. Pero, a su vez, sólo tendemos de verdad a aquello que, por su parte, tiende en nosotros tal como somos en nuestra esencia, atribuyuéndose a nuestra esencia como lo que nos mantiene en la esencia. Mantener significa propiamente custodiar, apacentar, pastorear sobre los campos de pastoreo. Lo que nos mantiene en nuestra esencia lo hace solamente mientras nosotros mismos man-tenemos por nuestra parte lo que nos mantiene; y lo man-tenemos al no permitir que se nos vaya de la memoria. La memoria es la reunión del pensar”
“Lo gravísimo es que todavía no pensamos; ni aun ahora, a pesar de que el estado del mundo da cada vez más que pensar. Aparentemente este proceso exigiría más bien que el hombre comience a obrar sin demora, en vez de hablar en conferencias y congresos, moviéndose sólo en la línea de imaginar lo que debería ser y cómo habría que realizarlo. Según esto, lo que hace falta sería el obrar y en modo alguno el pensar. Pero, sin embargo, tal vez sea el caso que el hombre en lo que lleva de existencia, ya hace siglos, ha obrado de más y pensado de menos”
“Para el interés de hoy sólo vale lo interesante, que es aquello que permite ser indiferente un instante después de ser suploantado por otra cosa que nos toca tan poco de cerca como la anterior. Hoy en día se cree a menudo dar muestras de especial aprecio al juzgar una cosa interesante. La verdad es que con este juicio ya se ha desplazado lo interesante al campo de lo indiferente y, muy luego, aburrido”
“Mito significa: la palabra que pronuncia. Pronunciar es para el griego; manifestar, hacer aparecer, o sea, el aparecer y lo que es mediante su aparecer, su epifanía. Mito es lo que tiene que ser por medio de su pronunciación; lo que aparece en la revelación de su habla. El mito es el habla que toca antes que nada y en sus fundamentos a todo ser humano, es el que hace pensar en lo que aparece y en lo que es. Logos dice lo mismo. En manera alguna es verdad lo que opina la historia de la filosofía común y corriente, que mito y logos entran en oposición por culpa de la filosofía como tal; antes bien son precisamente los primeros pensadores de los griegos (Parménides, fraagm. 8) quienes usan mito y logos con un mismo significado. Mito y logos se separan y oponen recién allí donde ni el mito ni el logos pueden mantenerse en su ser primigenio... Lo religiosos nuynca es destruido por la lógica, cosa que sucede siempre y solamente por sustraerse el dios”
“El asunto del pensar no es nunca otra cosa sino esto: desconcertante cuanto más libres de prejuicios estemos al salir a su encuentro. Para esto se requiere la predisposición de escuchar, que nos permite saltar los cercos de las opiniones habituales para llegar al campo libre”
“Toda clase de polémica desencuentra desde un principio la actitud del pensar. El papel de un contrincante no es el papel del 0pensar, pues el pensar piensa solamente siguiendo el rastro de algo que habla a favor de una cosa. Todo hablar defensivo tiene aquí un solo sentido; el de proteger el objetivo”
“Enseñar es aun más difícil que aprender. Se sabe esto muy bien, mas pocas veces se lo tiene en cuenta. ¿Por qué es más difícil enseñar que aprender? No porque el maestro debe poseer un mayor caudal de conocimientos y tenerlos siempre a disposición. El enseñar el más difícil que aprender porque enseñar significa; dejar aprender. Más aún; el verdadero maestro no deja aprender nada más que “el aprender”. Por esto también su obrar produce a menudo la impresión de que propiamente no se parende nada de él, si por “aprender” se entiende nada más que la obtención de conocimiento útiles. El maestro posee respecto de los aprendices como único privilegio el que tiene que aprender todavía mucho más que ellos, a saber; el dejar-aprender. El maestro debe ser capaz de ser más dócil que los aprendices. El maestro está mucho menos seguro de lo que lleva entre manos que los aprendices. De ahí que, donde la relación entre maestro y aprendices sea la verdadera, nunca entra en juego la autoridad del sabihondo ni la influencia autoritaria de quien cumple una misión. De ahí que siga siendo algo sublime el llegar a ser maestro, cosa enteramente distinta de ser un docente afamado”
“Si estamos relacionados así con lo que se sustrae, nos hallamos en el reflujo hacia lo que se sustrae, hacia la enigmática y por esto mudable proximidad de la palabra que nos dirige. Donde un hombre se halla de propósito en este trance, está pensando, por lejos que esté de lo que se sustrae y cualquiera sea la manera en que se oculta la sustracción. Sócrates en toda su vida y hasta en su muerte no hizo otra cosa que ubicarse en la corriente de este reflujo y mantenerse allí. Por esto no es el más puro pensador de Occidente. Por esto no esc ribió nada. Porque quien partiendo del pensar comienza a escribir, se parece ineludiblemente a un hombre que se refugia, para resguardarse de una corriente demasiado fuerte. Por ahora sigue siendo el secreto de una historia todavía arcana el que todos los pensadores de Occidente después de Sócrates hubiesen de ser, sin desmedro de su grandeza, tales fugitivos. El pensar ingresó en la literatura.”
“La belleza es un destino de la esencia de la verdad, entendiéndose por verdad aquí; la revelación de lo que se está velando. Bello no es lo que agrada, sino lo que está comprendido por aquel destino de la verdad que se cumple cuando lo eternamente no-aparente, y por esto invisible, alcanza la más aparente epifanía. Nos corresponde dejr el verbo poético en su verdad que es la belleza. Esto no excluye, sino que incluye el que pensemos la palabra poética.”
“La esencia de la técnica no es algo humano. La esencia de la técnica está situada dentro de lo que desde siempre y ante todo da que pensar. Por esto sería aconsejable, por ahora, hablar y escribir menos sobre la técnica y pensar más sobre su esencia, a fin de que primero hallemos el camino que conduce hasta allí. La esencia de la técnica penetra nuestra existencia en una manera que apenas sospechamos”
“Ni el obrero industrial ni los ingenieros, ni tampoco los dueños de fábricas y mucho menos el Estado pueden saber dónde está situado el hombre de hoy, al hallarse relacionado de alguna manera con una máquina o las partes de una máquina. Todos nosotros ignoramos todavía qué oficio de mano debe ejercer el hombre moderno en el mundo técnico, el que debe ejercer también no siendo obrero en el sentido de un obrero que maneja una máquina. Tampoco Hegel y Marx pudieron en su hora saber ni inquirirlo pues, también el pensamiento de ellos tuvo que evolucionar todavía a la sombra de la esencia de la técnica, por lo cual no llegaron nunca al campo libre para meditar suficientemente sobre esta esencia. Por importantes que sean las cuestiones económico-sociales,, pòlíticas, morales y hasta religiosas que se discuten en relación al oficio manual técnico, ninguna de ellas toca en punto alguno el meollo del asunto. Este se oculta en la esencia, todavía no pensada, de la manera e índole de todo cuanto cae bajo el dominio de la esencia de la técnica en general. Que sobre esto no se haya pensado hasta ahora, se debe en efecto ante todo a que la voluntad de accionar, que es aquí la voluntad de hacer y obrar, arrolló el pensar”
“Se facilitarían notablemente el trabajo de escuchar con atención si, con el tiempo, se fuesen desacostumbrando de la costumbre que denominaríamos “el pensar por una sola vía”. A nadie se le escapa el dominio que ejerce hoy día esta forma de concepción. La denominación de “una sola vía” ha sido elegida a propósito. La vía se relaciona con los rieles, y éstos con la técnica. Tomaríamos el asunto demasiado a la ligera si adhiriéramos a la opinión de que el dominio del pensar por una sola vía se origina en la comodidad humana. El pensar por una sola vía que en las formas más diversas se va extendiendo más y más, es una de aquellas formas de dominio de la esencia de la técnica que no se sospechan y no llaman la atención, siendo empero necesarias a esta esencia que quiere la absoluta univocidad, y por ende la necesita”
“El desierto está creciendo. ESto quiere decir; la devastación se va extendiendo. Devastación es más que destrucción. Devastación es más inquietante que aniquilamiento. La destrucción elimina solamente lo crecido y construido hasta ahora; la devastación, empero, obstruye el futuro crecimiento e impide toda construcción. La devastación es más inquietante que el mero aniquilamiento, el cual también elimina, hasta la misma nada, mientras que la devastación cultiva precisamente y propaga lo obstructor y lo impedidor. El Sahara en el África es solamente una determinada especie de desierto. La devastación de la tierra es igualmente compatible con la consecución del más alto standard de vida de los hombres como con la organización de un uniforme esetado de felicidad de todos los hombres. La devastación puede identificarse con ambos cundiendo por doquier de la manera más inquietante, que es ocultándose. La devastación no es un mero enarenamiento. La devastación es la expulsión de la Mnemosine (Memoria) a alta velocidad. La palabra “el desierto está creciendo” proviene de otro lugar que los juicios corrientes de nuestro tiempo. “El desierto está creciendo” lo dijo Nietzsche hace ya muchos años; y añadió:“¡Desventurado el que alberga desiertos!””
¿Es necesario aclarar que Heidegger dio estas lecciones en 1952? Su pensamiento fue así pro-visional, en que tuvo a la vista lo que el futuro inexorablemente desplegaría no a partir de los "hechos" sino a partir de la esencia misma de la técnica, que no es sino el olvido del Ser
Fragmentos de estos fragmentos, tal como corresponde al gusto de nuestro tiempo, poco acostumbrado a pensar y mucho a opinar, hasta el punto de que pensar es equivalente a creer, opinar, repetir, reproducir, representar... al gusto de esta prisa por ratificar las propias opiniones, los fragmentos de los fragmentos pueden consultarse en el blog del Centro
Aquí prefiero destacar algunas reflexiones diseminadas en ese libro de Heidegger y que podrían servir de puntos de partidas para poner en cuestión tanto opinar y dejarnos en disposición de empezar a pensar.
“Solamente somos capaces de hacer aquello a que tendemos. Pero, a su vez, sólo tendemos de verdad a aquello que, por su parte, tiende en nosotros tal como somos en nuestra esencia, atribuyuéndose a nuestra esencia como lo que nos mantiene en la esencia. Mantener significa propiamente custodiar, apacentar, pastorear sobre los campos de pastoreo. Lo que nos mantiene en nuestra esencia lo hace solamente mientras nosotros mismos man-tenemos por nuestra parte lo que nos mantiene; y lo man-tenemos al no permitir que se nos vaya de la memoria. La memoria es la reunión del pensar”
“Lo gravísimo es que todavía no pensamos; ni aun ahora, a pesar de que el estado del mundo da cada vez más que pensar. Aparentemente este proceso exigiría más bien que el hombre comience a obrar sin demora, en vez de hablar en conferencias y congresos, moviéndose sólo en la línea de imaginar lo que debería ser y cómo habría que realizarlo. Según esto, lo que hace falta sería el obrar y en modo alguno el pensar. Pero, sin embargo, tal vez sea el caso que el hombre en lo que lleva de existencia, ya hace siglos, ha obrado de más y pensado de menos”
“Para el interés de hoy sólo vale lo interesante, que es aquello que permite ser indiferente un instante después de ser suploantado por otra cosa que nos toca tan poco de cerca como la anterior. Hoy en día se cree a menudo dar muestras de especial aprecio al juzgar una cosa interesante. La verdad es que con este juicio ya se ha desplazado lo interesante al campo de lo indiferente y, muy luego, aburrido”
“Mito significa: la palabra que pronuncia. Pronunciar es para el griego; manifestar, hacer aparecer, o sea, el aparecer y lo que es mediante su aparecer, su epifanía. Mito es lo que tiene que ser por medio de su pronunciación; lo que aparece en la revelación de su habla. El mito es el habla que toca antes que nada y en sus fundamentos a todo ser humano, es el que hace pensar en lo que aparece y en lo que es. Logos dice lo mismo. En manera alguna es verdad lo que opina la historia de la filosofía común y corriente, que mito y logos entran en oposición por culpa de la filosofía como tal; antes bien son precisamente los primeros pensadores de los griegos (Parménides, fraagm. 8) quienes usan mito y logos con un mismo significado. Mito y logos se separan y oponen recién allí donde ni el mito ni el logos pueden mantenerse en su ser primigenio... Lo religiosos nuynca es destruido por la lógica, cosa que sucede siempre y solamente por sustraerse el dios”
“El asunto del pensar no es nunca otra cosa sino esto: desconcertante cuanto más libres de prejuicios estemos al salir a su encuentro. Para esto se requiere la predisposición de escuchar, que nos permite saltar los cercos de las opiniones habituales para llegar al campo libre”
“Toda clase de polémica desencuentra desde un principio la actitud del pensar. El papel de un contrincante no es el papel del 0pensar, pues el pensar piensa solamente siguiendo el rastro de algo que habla a favor de una cosa. Todo hablar defensivo tiene aquí un solo sentido; el de proteger el objetivo”
“Enseñar es aun más difícil que aprender. Se sabe esto muy bien, mas pocas veces se lo tiene en cuenta. ¿Por qué es más difícil enseñar que aprender? No porque el maestro debe poseer un mayor caudal de conocimientos y tenerlos siempre a disposición. El enseñar el más difícil que aprender porque enseñar significa; dejar aprender. Más aún; el verdadero maestro no deja aprender nada más que “el aprender”. Por esto también su obrar produce a menudo la impresión de que propiamente no se parende nada de él, si por “aprender” se entiende nada más que la obtención de conocimiento útiles. El maestro posee respecto de los aprendices como único privilegio el que tiene que aprender todavía mucho más que ellos, a saber; el dejar-aprender. El maestro debe ser capaz de ser más dócil que los aprendices. El maestro está mucho menos seguro de lo que lleva entre manos que los aprendices. De ahí que, donde la relación entre maestro y aprendices sea la verdadera, nunca entra en juego la autoridad del sabihondo ni la influencia autoritaria de quien cumple una misión. De ahí que siga siendo algo sublime el llegar a ser maestro, cosa enteramente distinta de ser un docente afamado”
“Si estamos relacionados así con lo que se sustrae, nos hallamos en el reflujo hacia lo que se sustrae, hacia la enigmática y por esto mudable proximidad de la palabra que nos dirige. Donde un hombre se halla de propósito en este trance, está pensando, por lejos que esté de lo que se sustrae y cualquiera sea la manera en que se oculta la sustracción. Sócrates en toda su vida y hasta en su muerte no hizo otra cosa que ubicarse en la corriente de este reflujo y mantenerse allí. Por esto no es el más puro pensador de Occidente. Por esto no esc ribió nada. Porque quien partiendo del pensar comienza a escribir, se parece ineludiblemente a un hombre que se refugia, para resguardarse de una corriente demasiado fuerte. Por ahora sigue siendo el secreto de una historia todavía arcana el que todos los pensadores de Occidente después de Sócrates hubiesen de ser, sin desmedro de su grandeza, tales fugitivos. El pensar ingresó en la literatura.”
“La belleza es un destino de la esencia de la verdad, entendiéndose por verdad aquí; la revelación de lo que se está velando. Bello no es lo que agrada, sino lo que está comprendido por aquel destino de la verdad que se cumple cuando lo eternamente no-aparente, y por esto invisible, alcanza la más aparente epifanía. Nos corresponde dejr el verbo poético en su verdad que es la belleza. Esto no excluye, sino que incluye el que pensemos la palabra poética.”
“La esencia de la técnica no es algo humano. La esencia de la técnica está situada dentro de lo que desde siempre y ante todo da que pensar. Por esto sería aconsejable, por ahora, hablar y escribir menos sobre la técnica y pensar más sobre su esencia, a fin de que primero hallemos el camino que conduce hasta allí. La esencia de la técnica penetra nuestra existencia en una manera que apenas sospechamos”
“Ni el obrero industrial ni los ingenieros, ni tampoco los dueños de fábricas y mucho menos el Estado pueden saber dónde está situado el hombre de hoy, al hallarse relacionado de alguna manera con una máquina o las partes de una máquina. Todos nosotros ignoramos todavía qué oficio de mano debe ejercer el hombre moderno en el mundo técnico, el que debe ejercer también no siendo obrero en el sentido de un obrero que maneja una máquina. Tampoco Hegel y Marx pudieron en su hora saber ni inquirirlo pues, también el pensamiento de ellos tuvo que evolucionar todavía a la sombra de la esencia de la técnica, por lo cual no llegaron nunca al campo libre para meditar suficientemente sobre esta esencia. Por importantes que sean las cuestiones económico-sociales,, pòlíticas, morales y hasta religiosas que se discuten en relación al oficio manual técnico, ninguna de ellas toca en punto alguno el meollo del asunto. Este se oculta en la esencia, todavía no pensada, de la manera e índole de todo cuanto cae bajo el dominio de la esencia de la técnica en general. Que sobre esto no se haya pensado hasta ahora, se debe en efecto ante todo a que la voluntad de accionar, que es aquí la voluntad de hacer y obrar, arrolló el pensar”
“Se facilitarían notablemente el trabajo de escuchar con atención si, con el tiempo, se fuesen desacostumbrando de la costumbre que denominaríamos “el pensar por una sola vía”. A nadie se le escapa el dominio que ejerce hoy día esta forma de concepción. La denominación de “una sola vía” ha sido elegida a propósito. La vía se relaciona con los rieles, y éstos con la técnica. Tomaríamos el asunto demasiado a la ligera si adhiriéramos a la opinión de que el dominio del pensar por una sola vía se origina en la comodidad humana. El pensar por una sola vía que en las formas más diversas se va extendiendo más y más, es una de aquellas formas de dominio de la esencia de la técnica que no se sospechan y no llaman la atención, siendo empero necesarias a esta esencia que quiere la absoluta univocidad, y por ende la necesita”
“El desierto está creciendo. ESto quiere decir; la devastación se va extendiendo. Devastación es más que destrucción. Devastación es más inquietante que aniquilamiento. La destrucción elimina solamente lo crecido y construido hasta ahora; la devastación, empero, obstruye el futuro crecimiento e impide toda construcción. La devastación es más inquietante que el mero aniquilamiento, el cual también elimina, hasta la misma nada, mientras que la devastación cultiva precisamente y propaga lo obstructor y lo impedidor. El Sahara en el África es solamente una determinada especie de desierto. La devastación de la tierra es igualmente compatible con la consecución del más alto standard de vida de los hombres como con la organización de un uniforme esetado de felicidad de todos los hombres. La devastación puede identificarse con ambos cundiendo por doquier de la manera más inquietante, que es ocultándose. La devastación no es un mero enarenamiento. La devastación es la expulsión de la Mnemosine (Memoria) a alta velocidad. La palabra “el desierto está creciendo” proviene de otro lugar que los juicios corrientes de nuestro tiempo. “El desierto está creciendo” lo dijo Nietzsche hace ya muchos años; y añadió:“¡Desventurado el que alberga desiertos!””
¿Es necesario aclarar que Heidegger dio estas lecciones en 1952? Su pensamiento fue así pro-visional, en que tuvo a la vista lo que el futuro inexorablemente desplegaría no a partir de los "hechos" sino a partir de la esencia misma de la técnica, que no es sino el olvido del Ser