Jung estuvo siempre convencido de la “realidad del alma” en tanto que irreductible a “realidad física” y, por ello mismo, sostuvo la hipótesis de una “psique autónoma”. Desde sus comienzos opuso el conocimiento de la “profundidad” del alma a los métodos de una psicología “experimental”.
Es así que ya en uno de sus trabajos tempranos, “Lo inconsciente”, escribió:
“La psicología experimental de hoy está muy lejos de ilustrar de una manera comprensiva sobre los procesos prácticamente más importantes del alma. Su objeto es, efectivamente, otro distinto. La psicología trata de aislar y estudiar aisladamente los procesos más sencillos y elementales posibles, que se hallan en la frontera de lo fisiológico. No acoge lo infinitamente variable y movedizo de la vida individual del espíritu; por eso sus conocimientos y datos son, en lo esencial, detalles y carecen de cohesión armónica. Quien desee, por lo tanto, conocer el alma humana, no podrá aprender nada, o casi nada, de la psicología experimental. A este tal habría que aconsejarle más bien que se despoje de la toga doctoral, que se despida del gabinete de estudio y que se vaya por el mundo con humano corazón a ver los horrores de los presidios, manicomios y hospitales; a contemplar los sórdidos tugurios, burdeles y garitos; a visitar los salones de la sociedad elegante, las Bolsas, los meetings socialistas, las iglesias, los conventículos de las sectas para experimentar en su propio cuerpo el amor y el odio, la pasión en todas sus formas; y así volvería cargado con más rica ciencia de la que pueden darle gruesos tomos y podría ser entonces médico de sus enfermos, verdadero conocedor del alma humana. Hay, pues, que perdonarle, si no concede gran atención a las llamadas "piedras angulares" de la psicología experimental. Pues entre aquello que la ciencia llama psicología, y lo que la práctica de la vida diaria espera de la "psicología", hay una sima profunda. Esta deficiencia fue precisamente el origen de una psicología nueva.”
Puede consultarse dicha obra picando aquí
Es así que ya en uno de sus trabajos tempranos, “Lo inconsciente”, escribió:
“La psicología experimental de hoy está muy lejos de ilustrar de una manera comprensiva sobre los procesos prácticamente más importantes del alma. Su objeto es, efectivamente, otro distinto. La psicología trata de aislar y estudiar aisladamente los procesos más sencillos y elementales posibles, que se hallan en la frontera de lo fisiológico. No acoge lo infinitamente variable y movedizo de la vida individual del espíritu; por eso sus conocimientos y datos son, en lo esencial, detalles y carecen de cohesión armónica. Quien desee, por lo tanto, conocer el alma humana, no podrá aprender nada, o casi nada, de la psicología experimental. A este tal habría que aconsejarle más bien que se despoje de la toga doctoral, que se despida del gabinete de estudio y que se vaya por el mundo con humano corazón a ver los horrores de los presidios, manicomios y hospitales; a contemplar los sórdidos tugurios, burdeles y garitos; a visitar los salones de la sociedad elegante, las Bolsas, los meetings socialistas, las iglesias, los conventículos de las sectas para experimentar en su propio cuerpo el amor y el odio, la pasión en todas sus formas; y así volvería cargado con más rica ciencia de la que pueden darle gruesos tomos y podría ser entonces médico de sus enfermos, verdadero conocedor del alma humana. Hay, pues, que perdonarle, si no concede gran atención a las llamadas "piedras angulares" de la psicología experimental. Pues entre aquello que la ciencia llama psicología, y lo que la práctica de la vida diaria espera de la "psicología", hay una sima profunda. Esta deficiencia fue precisamente el origen de una psicología nueva.”
Puede consultarse dicha obra picando aquí