sábado, 7 de mayo de 2011

El proyecto de "una vida simbólica"

Acabo de subir en la web del Centro una clase que di en 2009 acerca del pensamiento de Wolfgang Giegerich. En ella, entre otras cosas, se afirma que “a diferencia del mundo egoico, donde “la psicología” ha de responder a las inquietudes personales, ha de sustituir a las religiones, ha de dar una dirección espiritual a la vida, la psicología como la propone Giegerich, que corresponde a este estadio de la consciencia, no tiene nada que ver con las inquietudes del individuo -que han perdido importancia en términos de decisión histórica- sino que tiene que ver con un conocimiento desapasionado, -no “no apasionante”, apasionante, sí, pero desapasionado- desinteresado en defrender anhelos personales, comprometido en una búsqueda de la verdad, y no con un intento de resolver problemas “trascendentes” y del “individuo”.

En Jung la psicología viene a suplir a la religión. Para él “los dioses hoy se han vuelto síntomas”, entonces hoy ya no puedo buscar a los dioses ahí afuera porque dónde están los dioses es dentro, en la psique. Hacer psicología analítica es, por lo tanto, estar en contacto con los dioses tal como hoy se manifiestan. Pero hoy no hay dioses, hoy todo hablar de dioses es entrar en contradicción con el dónde se presenta hoy el alma. Hoy la búsqueda de dioses es una cuestión del ego, la persona puede buscar dioses, pero el “alma” como tal ya integró a los dioses en su propia dinámica, -como el azúcar disuelta en el café, dónde ya no hay terrones que buscar- ya incorporó el poder creador que antiguamente se le otorgaba a los dioses.

Hoy no podemos explicar el mundo ni la verdad de las cosas apelando a Dios. Claro que el ego puede buscar dioses para sentirse mejor, pero cuando se trata de enfrentar un problema objetivo, ni siquiera el ego apela a los dioses. Por ejemplo, cuando se trata de una infección poderosa, el ego inmediatamente va a buscar un antibiótico. Y ¡es lógico! Los dioses quedan para respuestas a problemas que ni siquiera son problemas del alma de hoy, como “qué sentido tiene mi vida”, “necesito sentirme más trascendente, más importante”, “me siento fatal”, “me cuesta vivir sin un para qué”: todos temas personales. Hoy el alma ha dejado atrás al individuo y tiene otros problemas. La pasión del alma occidental no está invertida es estos temas, y si hoy estos temas tienen peso colectivamente es solamente por el dinero que generan. La pasión del alma occidental se encuentra mucho más cerca de la tecnología y de la economía que de los temas subjetivos e individuales, los cuales, en el caso de que se alienten, son sólo en la medida en que sirvan a los fines económicos.

Si hoy en la física un físico dijera que el mundo es como es porque dios así lo quiere, lo echarían. Hoy ya no explicamos el mundo por los dioses, necesitamos otro tipo de explicación. El “alma” colectiva, el intelecto colectivo, -no el mío o el tuyo particular- no se satisface con ese tipo de respuesta, que sí satisfacía en otro momento histórico. Hubo una época que era imprescindible hacerlo, porque era tanta la pasión colectiva -no individual- puesta allí, que no se podía intentar ni siquiera una aproximación al mundo que no fuera a través de la experiencia de Dios. Hoy en cambio Dios es un tema de “coto abierto a la caza del ego”, el ego decide si quiere o no quiere tener dioses, pero colectivamente los dioses ya no entran, se acabaron.

Hoy la psicología ya no puede estar al servicio de las necesidades individuales de significado, sino que la psicología, al estar al servicio del alma, ha dejado atrás estos temas y se encuentra con otras problemáticas”.

Puede leerse el extracto completo picando aquí.